El paso de las calaveras del cementerio al centro de la ciudad simboliza el momento en que las puertas del paraíso se abren, el 31 de octubre. Desde ahí hasta el 2 de noviembre, las almas que ya no habitan ese mundo son recibidas con alegría por sus parientes y amigos vivos.

Al contrario de lo que se dice, el día de muertos tal como se conmemora hoy no es una celebración prehispánica. Es el resultado del sincretismo entre las religiones originarias y el cristianismo introducido en el país con la llegada de los conquistadores españoles. La forma de encarar la fiesta católica del Día de Todos los Santos, sin embargo, heredó mucho de la cosmovisión precolonial. La muerte siempre ocupó un lugar importante en el sistema de creencias de los pueblos mesoamericanos.

Las casas ponen sus altares tradicionales, pero estos tienen simbolismos únicos en la región, año tras año se realiza la celebración del Día de Muertos, esta es una hermosa tradición mexicana que desde 1859 se consolidó la costumbre de adornar las tumbas con flores y velas, visitar los panteones los días 1 y 2 de noviembre. Con ello se busca honrar la memoria de nuestros seres queridos que partieron de la tierra, dicha festividad en el 2008 la Unesco declaró la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de México.

 

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