– ¿Cómo describirías tu experiencia al conocer los vestigios Mayas en el ejido Álvaro Obregón en Te- nosique?

– Para empezar fue bonita por que es algo que yo no conocía que existía, ni idea, y otra desde ese día me entro la curiosidad de investigar mas so- bre ese tema, e ir algún lugar nuevo virgen que aun el humano no ha metido su mano ufff me siento igual de excitado al saber que estaba en una ciudad maya y yo ni en cuenta donde esta- ba parado. una experiencia que si tengo la opor- tunidad de volver a ir y volver a subir lo haría.

Esas fueron las palabras de Luis, uno de los chicos que como yo, tuvo la oportunidad de recorrer un sendero del tiempo que pocos han recorrido, hace menos de una semana nos abrieron la puerta los abuelos y guardianes del ejido Álvaro Obregón, ubicado en el municipio de Tenosique, Tabasco a menos de una hora de la cabecera municipal. ¿Cómo llegamos ahí? Pues como se llega a los lugares memorables, sin tener ni idea de que se te van a quedar grabados, sin avisos ni preámbu- los. Solo de pronto estas ahí, curioso y dispuesto.

Nos recibieron y nos metimos con la guía de Lorenzo un conocedor y apasionado de la cultura nacido ahí y con las recomendaciones de Don Juan, uno de los guardianes de la historia que guardan esas tierras.

¿Y saben que puedo decirles de Obregon y sus vestigios? Que las palabras se quedarían cor- tas, en esas montañas están sepultados más de 200 edificios de toda clase, una ciudad completa, una fortaleza Maya, la mayoría sin explorar, en- tre la espesa naturaleza se van las horas subien- do, subiendo como si respirar se hubiera diseñado

para los pulmones y la memoria para el corazón.

Se va haciendo el sendero y de repente todos tus sentido estan puestos ahi, ves, escuchas, hasta res- piras mas profundo, tus manos detectan y se amigan con la rocas, con los árboles, también con la tierra. Álvaro Obregón no es para los que saben, es para los que buscan y encuentran, y por eso las historias de Lorenzo cobran sentido a cada paso, habla de animales, de plantas que siempre han estado y que cuidan y curan, y también hablan de la gente, de lo que creen, de lo que han aprendido, de las raíces.

Y eso es lo que toda una comunidad ha estado cuidando por generaciones, el tiempo, porque lo que yo pude ver con claridad mientras compartía- mos la mesa al final del recorrido, en un comedor amplio siendo de pronto todos una gran familia, con el caldo de pavo criollo humeando en el plato,

las tortillas de maíz saliendo del comal y la sal- sa de cebolla y chile habanero, fue la serenidad que dan este tipo de recorridos en la naturaleza, ahí cuando uno pone firme los pies en la tierra.

Yo nací en Tenosique y esto es algo que no co- nocía y que ahora quiero mostrarle al mundo.

La cultura Maya palpita entre esas monta- ñas, el pasado el presente y el futuro están ahí.

Vamos a volver…

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