La elaboración de artesanía por medio de semillas es algo ancestral y via jando al estilo Maya Turistic nos adentramos hasta el corazón de La Selva, Bonampak. Martha Chambor, artesana Lacandona, nos estuvo mostrando por varios días el tipo de semillas que se ocupan y los métodos de su recolección. El caminar entre enormes lianas y arboles buscando las joyas de la Selva, nos da oportunidad conec- tarnos con nuestra esencia, el origen, y casi involuntariamente nos lleva a pensar el gran traba jo que realizan los artesanos para mostrarnos las bellezas de la naturaleza. La semillas del Palo Mulato son la base para muchas de las artesanías como collares, aretes, llaveros entre otras creaciones. Pero sin duda la más elegante de todas las semillas es el Ámbar de la Selva, para quienes traba jan con ella es todo un ritual desde su búsquedas. Su tamaño es similar al de un grano de arroz y es una planta trepadora por lo que tiene que estar vigilando que no suba mucho, por medio de la poda. Pará su limpieza, tienen que tener cuidado de no tocarla con la mano ya que causa picazón la resina en la que crece. El guanacastle es otra de las plantas, de semilla oblongas, es decir mas alargadas de lo normal dura y de color pardo y negro. Igual existen semillas particularmente coloridas como el coloradillo o el famo- so ojo de venado para el mal de ojo. Y aunque el método para perforarlas ya es más moderno, antes de la llegada de la energía eléctrica a la selva, utilizaban un clavo afilado y tardaban alrededor de semanas en la elaboración de un collar. Durante la muestra de la elaboración de una pulsera de platanillo, Martha Chambor nos narraba que hace no menos de 30 años, el artesano únicamente vendía cuando llegaban las avionetas a la zona Arqueológica, ya que era la única forma de poder acceder a la espesa selva. “Antes solo vendíamos una vez cada quince días o dos, nos poníamos en el pasto y otros cargabamos las manos llenos de collares, bolsas de corteza de árbol y vestimentas mayas”. Recuerdan que caminaban cerca de cinco horas de ida desde su comunidad hasta donde llegaba el turismo. “Saliamos oscuro, todavía solo con masa y tortilla para el camino, teníamos que llegar antes que la avio- neta, el camino estaba lleno de monte y nos guiaba la luz de la luna.” En la actualidad existen diversos modelos de artesa- nías a base de semillas, pero en la antigüedad el único collar que existía eran los largos. “Los ancestros solo cargaban collares largos de mu- chas semillas así llenaban su pecho y muchas se usan hasta la actualidad para curar el mal de ojo o proteger- nos de malas energías”.

Los precios son bastante accesibles, encuentras piezas desde treinta, cien y hasta quinientos pesos dependiendo de la dificultad o el tiempo que lleve la elaboración de la artesanía. En la actualidad, los puedes encontrar colocados bajo palapas de lámina, palma y madera antes de acceder a Bonampak, llenando de colores los caminos con sus hermosas artesanías.

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