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GASTRONOMÍA/ Quintana Roo: Machacados, una delicia caribeña

Como bien sabemos, cada región es diferente en culturas tradiciones y maneras de preparar sus dulces típicos y postres. Uno de los postres que hay que probar al visitar la Riviera Maya, es una delicia típica de la zona, que además refresca muy bien, ante el clima tropical; se puede encontrar en diversos destinos aledaños y principalmente en Chetumal, en esta ocasión hablaremos sobre los machacados de Quintana Roo.

Se trata de un postre que es casi exclusivo de estas latitudes, pues no se conoce en todo el mundo. Pero, además, es característico de este destino porque las frutas con que se elabora tampoco se consiguen en cualquier lugar

Este postre caribeño, se puede encontrar en los tradicionales carritos que circulan por las calles, en puestos establecidos o incluso en algunos restaurantes.

Muchos dicen que los machacados son similares a los raspados, aunque más naturales. Sólo es cuestión de dejar que el sabor nos atrape y nos acompañe en la travesía por los rincones mexicanos.

Eso sí, hay algo de lo que uno puede estar seguro una vez que los tiene en su boca, por casualidad y en cada bocado de machacado.

Sólo es cuestión de dejar que el sabor nos atrape y nos acompañe en la travesía por los rincones mexicanos.

Es por eso que hoy te compartimos la receta para disfrutarlo al estilo Maya Turistic.

MACHACADOS

Ingredientes

Los machacados, son preparaciones que se componen con frutas de la región –como mamey, papaya, plátano, piña, coco o mango.

Hielo

Leche condensada

Vainilla

Canela

Preparación

Las frutas son aplastadas(machacados) hasta fundirse en una pulpa; posteriormente se le añade hielo triturado, leche condensada y vainilla o canela al gusto.

Se sirven en un vaso grande con una cuchara para mezclar y disfrutarla lentamente; hay quien compara a este postre con los “raspados” del centro de México, pero a diferencia del jarabe, la fruta del machacado es cien por ciento natural.

Se sirve con una cuchara para poder ir mezclando cuando sea necesario y para disfrutarla lenta y suavemente, casi rogando que no se acabe.

 

 

 

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